Se acabaron los viajes en AVE

Esta entrada llega con varios días de retraso, pero nunca es tarde si la dicha es buena. En este caso, no se sabe muy bien cómo es la dicha, porque lo que pasa es que Anuska se ha quedado sin trabajo y se ha tenido que volver para Madrid. Al principio estaba bastante depre, como es lógico, pero mi Pelandruska (que posa toda feliz antes de coger los bartulos vuelta a casa) es una campeona y ya está haciendo planes como una loca.

Pero, claro, que se venga para acá significa que ya no tengo campamento base en Toledo, y que se acabaron los fines de semana de juerga y/o relax en la ciudad imperial, se acabó el reirse del coche del tío del bar de enfrente, de presumir de patio allá por dónde íbamos, y de tender la ropa en la barandilla más molona de la ciudad.

Se acabarón las tardes en la tetería, los paseos cuesta arriba-cuesta abajo, y se acabó el chantaje emocional:

- "Anda, vente a verme, que necesito mimos y podremos hacer cosas de chicas y eso".

- "Pero si ya son las 12, no voy a estar allí ni un día, además tardo un huevo".

- "Tardas lo mismo que en ir a ver a Big Sister, que pasa, ¿que la quieres más a ella que a mí?".

- "Hay que joderse. Vaaale".

Y se acabaron las anécdotas toledanas, claro, porque hacerse un esgince de meñique por culpa de una coleta sólo puede pasar mientras se está fuera de casa. Bueno, que una paloma te cague en el vaso de tinto de verano también puede pasar en Madrid, pero se trata de hacer una entrada nostálgica, así que lo obviaremos. Eso sí, ya no me dejaré la pasta en llamadas interminables de móvil, algo bueno tenía que tener.

Ya no pasaré findes en Toledo, pero, ejem Lironcillo, ¿cuando crees que comenzará la temporada de barbacoas este año? Porque piscinita, barbacoa y Coronitas es una combinación demasiado tentadora para no hacerle caso.