El caso es que llegamos a la librería prontito, porque queríamos mirar más cosas (no se nos puede soltar en una librería y esperar que sólo cojamos un libro, que somos humanas; no, de hecho yo me gasté una pasta ayer en libros, no se me puede sacar de casa -.-), y nos fuimos a preguntar si sería mejor reservarlo, por si las moscas.
"No os preocupeis, si estais aquí a las seis no habrá problema", nos dijo la de la caja.
Lironcillo no parecía muy convencida (¿seguro?, que esto se va a poner hasta el culo). Lo del culo no lo dije yo, bonita, y tú tampoco te quedaste muy a gusto con la respuesta, que digamos. A ver si ahora va a resultar que la única friki loca soy yo ¬¬
Bueno, pues que nos fuimos a dar una vuelta, y estuvimos buscando zapatos para Grainne, que a este paso va descalza a la boda. En fin, que cuando ya nos cansamos y la hora se acercaba, volvimos a la librería.
Ejem, luego dicen de mí, pero la que estaba ayer desatada era Lironcillo. Frases como "cuando salga en inglés tenemos que ir a Londres", "para el próximo no me quedo sin disfrazarme, ¡vamos!", o la más repetida "que sí, que sí, mucho mago y mucha historia, pero que me den el libro YA" no paraban de salir de su boquita, a las seis ya se me subía por las paredes. Habló la señora relax, que encima estuvo haciendo truquitos con el mago (más malo que un dolor, por cierto. Sip, era mu malo). Y ella tenía tantas ganas de ir a Londres y hacer el pavo disfrazada como una servidora. O más.
La Casa del Libro se iba llenando, abundaban los empujones, el momento crítico se acercaba (nervios, tensión, dolor de cabeza). Mucho misterio, mucho misterio y lo único que hicieron fue sacar los libros de una especie de cajón, ya ves tú, no se lo esperaba nadie. En fin, que luego vimos acercarse a un pobre hombre con un carrito lleno de libros, y, tras unos segundos de indecisión, la masa se tiró al hombre con carrito... mmm... sí, suena muy mal, pero es que sois unos malpensados. Yo quería decir que se abalanzaron sobre el pobre hombre. El caso es que estuvimos a punto de ser arrastradas por la marabunta en dirección contraria a Los Libros, pero tras forcejear brevemente con la chusma (porque era chusma, qué gente tan bruta, por dos) conseguí hacerme con un par de ejemplares. ¡¡SÍ, POR FIN!!
Decidimos que lo mejor era subir a otra planta a pagar, y bien que hicimos, porque todos iban como borregos a las cajas de la planta baja. La chica de la caja, mu maja ella, también era fan, y mientras se guardaba un ejemplar debajo del mostrador, nos decía: "jo, tengo unas ganas de leermelo, y ver quién es el que se muere". Y nosotras, con la sonrisilla de niñas malas "jeje, nosotras lo sabemos, pero no te lo decimos".
Y es que estuvimos tentadas de contar el final, mucho, sobre todo cuando sacaron el libro, se desató la histeria y tuvimos que hacer malabares para salir de allí con el libro, los ojos y los juanetes intactos, pero fuimos buenas y nos callamos. Estuvimos a punto, eso sí, de rociar de ketchup el ejemplar de uno de los 'malignos dispensadores de codazos' cuando nos lo encontramos en el McDonald's. No lo hicimos porque: 1) los 'malignos dispensadores de codazos' no se merecen que nos rebajemos a eso; y 2) estabamos muy ocupadas dándole palique a un pobre chaval, que necesitaba desahogarse hablando de El Libro, ya que, aunque iba con su padre y su hermano se notaba que no estaban ni la mitad de emocionados que él, y necesitaba desesperadamente comentarlo con alguien. Y allí estábamos nosotras, entre mordiscos a la hamburguesa (sí, no nos pudimos contener) y sorbitos al refresco, dándole conversación harrypoteriana.
Y como ya se hacía tarde, dejamos al chico, al hermano y a su padre (que nos ponía cara de pena, osea, cara de 'que pena dais' ya te digo), y nos fuimos de la manita al metro, donde Lironcillo se tiró dos estaciones enteras echándome en cara que no se había podido sentar (bueeeno, vaaale, digamos que fuí yo la que no la dejo irse a la cabecera del tren donde sí había sitio porque me pillaba fatal para mi salida, y yo tardo UNA HORA en llegar a casa, la señorita Grainne un par de estaciones ¬¬) y encima me acusó de que mis 'jo, lo siento' eran falsos. Lo que hay que oir. Pedorra :P
Y eso es todo lo que tengo que decir sobre esto. Pos yo también, hala.
Crónica conjunta por Grainne y Lironcillo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
JAJAJAJAJA
¿¿¿¿¿¿Y LA BUFANDA QUÉ?????
cuando la crónica pasaba de la acuciante espectativa a los poco diplomáticos codazos, me ha dolido leer que un miembro verde molestaba a un pobre empleado inmerso en su faena, o que un miembro verde inmerso en un pobre empleado... bueno el caso es que ha sido una faena que se abalanzaran sobre el pobre hombre.
lo sé, la próxima este roger será más elegante.
Ay, la bufanda paso un tanto desapercibida, desgraciadamente (había mucho disfrazado por allí), pero abriga mogollón, y fardé lo que quise y más.
^^
fer, por dios, deja de esnifar pegamento, que hoy es un buen día
¿Un buen día? Mi óptico me ha dado mal las lentillas (todavía me toca ir a la boda con gafas), la pelu abre a las 9 (no se como voy a llegar a tiempo), ¡se me rompen las uñas!, tengo un grano en el hombro (que se va a ver sí o sí), no tengo nada que hacer y ¡me quiero ir al óptico!
;_;
Publicar un comentario